Escribir un buen contenido, completo y bien estructurado, que responda mejor que el resto de webs a la consulta de un usuario. Es la máxima fundamental que tienes que interiorizar si quieres generar textos que consigan una buena posición en los rankings de Google. Piensa en el usuario al que te diriges y escribe para él, ofreciéndole un texto de calidad y una buena experiencia de lectura.
A partir de ahí, viene todo lo demás. Además de crear un contenido que merezca la pena, debes asegurarte de que Google lo encuentra, lo entiende y se lo ofrece a todos los usuarios para los que pueda ser relevante. Para esto, es importante que integres un método de trabajo google-friendly que tenga en cuenta una serie de requisitos a la hora de subir los contenidos.
Ninguno de las acciones que te voy a describir en este post te va a asegurar un buen posicionamiento por sí mismo, pero siguiendo todas estas buenas prácticas estarás mucho más cerca de tu objetivo.
Elige una palabra clave adecuada
La optimización del contenido en torno a una palabra clave o keyword –término o conjunto de términos que los usuarios utilizan en sus búsquedas– es el primer paso en tu lista de tareas. La palabra clave que utilices debe representar el tema de tu texto y adaptarse a la manera en la que los usuarios buscan ese tema en Google para garantizar su visibilidad.
Usa herramientas de investigación de keywords como Ubbersuggest o Semrush, que te ofrecen datos del volumen de búsquedas por cada término, para encontrar la mejor opción para tu contenido.
Muy importante: asegúrate de que el contenido está alineado con lo que esperan encontrar los usuarios que introduzcan esa palabra clave en el buscador –lo que se conoce como search intent–. No trates de posicionar contenido informativo, por ejemplo, para búsquedas en la que los usuarios esperan encontrar resultados de comercio electrónico.
Hazte también una lista de keywords relacionadas: no todos los usuarios buscan de la misma forma. Optimizar el contenido también para esos términos te permitirá amplificar significativamente la audiencia potencial.
¿Qué va antes? ¿La palabra clave o el contenido? Depende. Si has trazado un plan de contenidos SEO para tu web, con visión a medio o largo plazo, tendrás una lista de palabras clave o keywords a partir de la que generar el contenido: qué interesa a tus clientes y cómo lo buscan –si quieres más información sobre esto, puedes leer este artículo sobre estrategias de contenido orientadas a SEO–. Si, en cambio, el contenido que generas en tu web está diseñado para otras vías de distribución y el SEO es secundario, el proceso será a la inversa: tendrás que buscar la keyword adecuada para el tema sobre el que vas a escribir y optimizar a partir de ahí.
Cómo optimizar un texto SEO y sus metadatos
Integra tu keyword en el contenido
Integrar la palabra clave en determinados lugares clave de tu contenido permitirá que Google comprenda de una manera sencilla de qué trata y, por ende, que lo posicione en los resultados de esas búsquedas. Aunque el buscador ha evolucionado mucho con el paso del tiempo y cada vez es capaz de entender mejor los textos, un poco de ayuda nunca viene mal y el uso de keywords sigue funcionando.
La integración de la palabra clave en el contenido debe hacerse de manera natural y sin abusar: escribe para lectores, no para máquinas. Nada de repetir el término como si no hubiese un mañana. De hecho, una repetición excesiva de tu keyword –algo que se conoce como keyword stuffing– puede perjudicarte de cara al posicionamiento.
Escribe para lectores, no para máquinas.
¿En qué lugares debes usar tu palabra clave? En los más importantes: úsala en la URL, el título de la página, los títulos dentro del contenido y a lo largo del texto.
Una buena URL
Debe ser descriptiva e incluir la palabra clave por la que quieres posicionar el contenido lo más a la izquierda posible. Ve al grano: evita que sea demasiado larga e incluir palabras que no aporten información esencial, como preposiciones o conjunciones. Las palabras deben ir separadas por guiones.
Title y meta-description
El título de la página (etiqueta title) y su descripción (etiqueta meta-description) son dos de los elementos que juegan un papel más importante en el éxito de tus esfuerzos SEO. Juntos forman el snippet, que es la previsualización de tu página en los resultados de búsqueda de Google y el responsable de que los usuarios hagan clic (o no) en tu resultado. Piensa en ellos y genera un texto atractivo en ambos casos. ¡Importante! Cada página de tu web debe tener un title y una meta-description únicos.
Title: incluye la palabra clave al principio del título y no te pases de 60 caracteres, ya que de lo contrario se verá cortado en los resultados de búsqueda.
Meta-description: no influye directamente en el posicionamiento de la página, pero sí lo hace en la decisión del usuario de hacer clic en tu resultado. Hazla de entre 50 y 160 caracteres, atractiva y trata de incluir la palabra clave o una variación de manera natural.
Título del contenido, subtítulos y texto
Con respecto a la redacción del texto, sigue una directriz fundamental: escribe un buen contenido en fondo y forma. Crea textos claros, concisos, sin faltas de ortografía, que ofrezcan la información jerarquizada y una buena experiencia de lectura.
El título del contenido corresponde a la etiqueta H1 del código HTML. Puede coincidir o no con el título SEO y es otro de esos lugares estratégicos en los que deben incluir tu palabra clave. Redáctalo de manera natural y pensando en las personas que van a leer el contenido.
Los subtítulos corresponden a las etiquetas H2 y sucesivas (H3, H4...) del código HTML. Crea una estructura lógica a partir de esto: los subtítulos que caigan de un H2 deben ser un H3, y así sucesivamente. Aprovéchalos para introducir de manera natural variaciones de tu palabra clave.
En cuanto a la extensión que debe tener un texto para posicionar bien, no hay una respuesta clara al respecto. La teoría: escribe un buen texto lo suficientemente largo como para responder de la manera más completa posible a lo que demandan los usuarios. Esto variará según la palabra clave, el tema, la intención del usuario, etc. Dicho esto, hay estudios –como este de Backlinko, que analizó más un millón de páginas de resultados– que sostienen que los textos largos tienden a ocupar mejores posiciones.
Cómo optimizar las imágenes
Incluir imágenes y otros elementos multimedia relevantes para el texto te ayudará a enriquecer el contenido y a mejorar la experiencia de lectura de los usuarios. Además, gracias al buscador de imágenes de Google, pueden convertirse en una fuente de tráfico complementaria si están bien optimizadas.
Controla su peso: evita subir imágenes excesivamente grandes o pesadas que ralenticen la carga de la página. La velocidad de la página influye en la experiencia de lectura de los usuarios y en el posicionamiento. Trata de que los archivos no excedan los 100 kilobytes. Hay webs, como Optimizilla, que te pueden ayudar a reducir el peso de tus imágenes de una manera muy sencilla.
Cambia el nombre del archivo: es una de las formas que tiene Google de entender qué muestra una imagen determinada. Si subes una foto de un taladro percutor azul, el archivo no puede llamarse ‘39479749.jpg’, sino ‘taladro-percutor-azul.jpg’. Recuerda separar las palabras mediante guiones medios y evitar los caracteres extraños.
Incluye el texto alternativo: es muy relevante para el posicionamiento de las imágenes, ya que es otra de las pistas que usa Google para comprender de qué tratan. El texto alt, que podrás introducir una vez subida la imagen a tu plataforma de contenidos, es el texto que se muestra cuando la imagen falla por algún motivo o el que usan los lectores de pantalla que hacen accesible el contenido a personas con problemas visuales. En este caso, puedes escribir con lenguaje natural y espacios: hazlo de manera descriptiva e incluye de forma natural tus palabras claves. Siguiendo el ejemplo del taladro azul, un buen texto alt adecuado podría ser: ‘Taladro percutor azul’.
Genera enlaces a tu contenido
Los enlaces son muy (muy) importantes en el SEO. Ya sean internos (los enlaces que vinculan las páginas de tu web entre sí) o externos (cuando páginas de un dominio te enlazan), juegan un papel muy relevante en posicionamiento de tu página.
Google utiliza los enlaces para descubrir –e incluir en sus resultados– nuevas páginas de manera continua, además de para recopilar información sobre la importancia y la calidad de una URL determinada. Si muchas páginas a las que Google atribuye buena reputación –o autoridad, según la jerga SEO– enlazan a tu contenido, tendrás más posibilidades de ocupar buenas posiciones en el buscador.
Enlaza tu contenido desde otras páginas de tu web
¿Has publicado antes un contenido relacionado con el tema del que escribes? Entonces tienes el sitio perfecto para colocar un enlace a tu nuevo contenido. Los enlaces internos te servirán para favorecer el rastreo de las nuevas páginas que publiques –para que Google las descubra– y para traspasar autoridad entre páginas bien posicionandas de tu web.
Hay un concepto muy importante que debes tener claro a la hora de generar enlaces: el texto ancla o anchor text. Es el grupo de palabra sobre las que colocas el enlace a tu contenido y es un sitio perfecto para darle más pistas a Google sobre su tema. Evita enlazar sobre fórmulas vacías como ‘haz clic aquí’ o ‘ver más’ y enlaza tu contenido usando tu palabra clave o keywords relacionadas.
Incluye también enlaces a lo largo del texto de tu nuevo contenido, facilitando al lector y a Google que descubra contenidos relacionados de tu web.
Comparte tu contenido para conseguir enlaces externos
Cuando publiques tu contenido, compártelo por todos los canales posibles: redes sociales, Whatsapp, tu newsletter… Cuanta más gente lea el contenido, más posibilidades tendrás de generar enlaces externos y aumentar su autoridad.
Mide y cambia
Una vez publicado el contenido, el trabajo sigue. Usa herramientas online como Google Search Console –gratuita– para vigilar de cerca la evolución de tu posicionamiento. Una vez conectada a tu web, te permitirá conocer cuántas veces aparecen tus resultados en las páginas de Google y cuántos clics consigues, pudiendo cribar por fechas, URL o palabras clave.
Repasa los datos de manera continua y toma decisiones: ¿tu contenido aparece muchas veces pero no muchos clics? Valora mejorar el title y la meta-description. ¿Has empezado a posicionar por una palabra clave que no habías valorado? Refuerza el texto en torno a ella para subir posiciones y genera enlaces. Mide, evalúa y actúa.
El posicionamiento SEO es una carrera de fondo: hay que ser constante y trabajar de manera continua.
En conclusión
¿Siguiendo punto por punto estas recomendaciones vas a conseguir colarte el primer día en la primera página de Google? Sintiéndolo mucho, probablemente no. El posicionamiento SEO es una carrera de fondo: hay que ser constante y trabajar de manera continua para conseguir buenos resultados. Además, influyen muchos otros factores que van más allá de un contenido concreto y que también hay que tener en cuenta, como la autoridad global del dominio o sus características técnicas. La buena noticia es que, incorporando esta metodología a la subida de tus contenidos, estarás mucho más cerca de conseguirlo. ¡A redactar!